lunes, 1 de enero de 2024

Encuentro, desencuentros y reencuentro

No sé si podría decir que en 2016 tuve un encuentro con la Virgen, cuando acudí por primera vez a una romería del Rocío. Lo que viví aquellos días fue lo que me dio fuerzas para soportar el ingreso hospitalario que viviría unas semanas después.

Esas dos experiencias supusieron para mí un punto de inflexión grande tras el cual me comencé a replantear muchas cosas. Y desde entonces, no sé por qué y de forma nada deseada, mi vida se ha ido poniendo completamente patas arriba. Desencuentro tras desencuentro me vi forzada, finalmente, a tener que replegarme al cobijo de las alas de la Blanca Paloma para poder superar tanto duelo superpuesto (y en ese camino estoy).  

Por eso, aprovechando que hoy es un día especial, que seguimos en tiempo de Navidad, que comienza un año, un mes y una semana nuevos..., creo que es un momento ideal para compartir contigo este pequeño soneto:

Soneto a la Virgen por Navidad

Anochece en Belén, la luna brilla,
Muchos le cierran la puerta a María.
Ocaso amargo el tuyo, ¡Madre mía!
Reacción injusta para una chiquilla.
Virgen, Santa y Reina… ¡qué maravilla!
Instrumento de Dios, del mundo guía.
Diste a luz a Jesús: nuestra alegría.
Amaste mucho de forma sencilla.
Sagrario primigenio, elegida,
Obediente, leal, mujer bonita,
Lámpara del mundo, fuente de Vida.
Paloma mensajera, cenobita,
Arca de la alianza, malherida,
Zarandeada por el viento, bendita.

Lo redacté en la tarde de Nochebuena queriendo rendirle un pequeño homenaje estas fiestas. Sirva ahora también esta pequeña publicación para festejar, como cada uno de enero, la solemnidad de Santa María Madre de Dios, además de un nuevo año de vida de este blog (que siempre ha sido el medio por el que he podido desahogarme y compartir mi devoción mariana cuando la dureza de la soledad más me apretaba). 

Los que me conocen saben que llevo tiempo intentando evitar hablar de la Virgen (por aquí y en general); pero ya se sabe que la cabra siempre tira al monte (bueno, en verdad yo suelo tirar hacia Almonte cuando puedo y me dejan). Y con nostalgia, por no haber podido bajar en diciembre a pasar unos días de retiro por allí y a disfrutar de la vigilia de la Inmaculada Concepción, quisiera aprovechar este rincón para anunciar que estoy deseando reencontrarme con Ella porque es la única que no me ha fallado nunca.

Imagen generada mediante IA (DALL-3 de bing.com)

Los pastores corrieron a Belén para encontrarse con María, José y el Niño que descansaba en el pesebre (y al que yo quise describir de manera oculta en el poema con las palabras Amor, Vida, Sol y Paz). Acudamos nosotros también a ese encuentro y contemplemos al Pastorcito Divino en la Eucaristía y también al niño que todos llevamos en lo más profundo del corazón. Escuchemos qué nos dice, respondamos lo que espera y sigamos sus pasos como las buenas ovejas hacen con su pastor.  

Decía hoy el sacerdote que celebró la Eucaristía privada en la que tuve el privilegio de participar que deseemos un santo 2024 porque siendo santos seremos felices este año, en la vida y en la eternidad.

¡Deseo eso para ti y para mi! ¡Qué la Virgen nos ayude a seguir caminando! Espero regresar muy pronto por aquí y hasta entonces, si es posible, reza por mí que yo lo haré por ti. Unidos en la oración.

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