miércoles, 1 de noviembre de 2023

Ángeles y demonios: pares de opuestos y dualidad en el ser humano

Llevo meses sin venir por este rincón. En este tiempo me han venido a la mente muchas ideas y reflexiones que han terminado siendo ignoradas o cayendo en el olvido; pero también tengo varias publicaciones pendientes a las que, si nada lo impide, sí que espero ir dando a luz pronto. De momento, hoy (que es un día especial), voy a aprovechar para sentarme a redactar y compartir contigo algunos pensamientos. La ocasión es propicia y no sería bueno dejar que se pierda. ¿Bueno? Bueno, arranquemos desde esta dicotomía.

¿Cuántas veces los seres humanos no regimos nuestros actos por lo que es bueno y lo que es malo? Y aquello que yo considero bueno... ¿Lo es para mí? ¿Lo es para el otro? ¿Busca verdaderamente el bien común o únicamente el propio?

Imagen generada mediante IA (DALL-3 de bing.com)

¿Cuántas veces eso que a uno le parece bueno le resulta malo al de al lado y le provoca un daño terrible? Si te paras a pensar un momento verás que todos y cada uno de nosotros somos ángeles y demonios a la vez. Víctimas y verdugos. Ningún ser humano es perfecto y nadie posee la Sabiduría o la Verdad suprema. La única certeza que tenemos es que vamos a morir, cosa que se contrapone a estar vivo, y, por mucho que queramos evitarlo, somos seres duales que debemos esforzarnos por buscar el mayor equilibrio posible entre un montón de pares de opuestos: amor-odio, alegría-tristeza, paz-desasosiego, generosidad-egoísmo, lealtad-infidelidad, modestia-arrogancia... ¿se te ocurren más? ¡Compártelos en un comentario! ¡Hay un montón! Y en ellos es donde yo quería poner la atención.

En mi opinión, creo que cuanto más nos acerquemos al término medio entre uno y otro, más cerca estaremos de ser personas virtuosas (o santas, para aquellos que creemos en Dios y que, como una respuesta a su Amor, intentamos perfeccionar la imagen de Él que llevamos escondida). Hay un documento del Papa Francisco (concretamente una exhortación apostólica) que se titula Gaudete et Exultate (que significa alegraos y regocijaos) en la que habla sobre esa llamada a la santidad en el mundo actual (puedes leerla, si te apetece, de manera íntegra haciendo clic en su nombre). De ella saqué algunas frases para una publicación del blog de mi parroquia, que bien podría haber repetido por aquí pero voy a versionar para quitarle la religiosidad que a muchos os puede chirriar y os quedéis con lo que yo me quedaría si estuviera en vuestro lugar:

Actualmente lo mejor que podemos aportar a la sociedad es ser personas buenas (virtuosas). Para ello hemos de vivir con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra.

Debemos luchar por el bien común y, aunque duela, en muchas ocasiones eso significará renunciar a nuestros intereses personales. (Ojo, y esto es muy de cosecha propia, que no se confunda con permitir abusos de poder y superioridad porque en esos casos la persona da poco testimonio y así más vale amarse uno mismo que al de al lado. Es una cuestión de dignidad y no pasa nada por no querer ser bueno con quien, siendo un demonio, nos hiere. Basta con no hacerle mal.) 

Las tareas movidas por la ansiedad, el orgullo, la necesidad de aparecer y de dominar, ciertamente no son virtuosas pero, y aquí también hago mi aportación personal, no te preocupes. Es posible que, hagas lo que hagas, te lleves la crítica de más de una persona así que si tienes claro que lo que tú persigues es bueno... ¡pasa de esa gente y ve a lo tuyo! 

No podemos plantearnos un ideal de persona virtuosa que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente.

Preocúpate de ser una persona lo más justa posible y actúa con misericordia. Siembra paz a tu alrededor. No dejes de prestar atención a los pequeños detalles del amor e intenta crear comunidades donde los miembros se cuiden unos a otros. Y, para ir acabando, ten siempre presente que no todo lo que hacemos es auténtico o perfecto

Así que... vamos a ser humildes y a ponernos manos a la obra con esta utopía del virtuosismo. ¡No tengas miedo, haz hasta donde puedas y pide ayuda cuando la cosa te sobrepase! (Eso sí, no la esperes desinteresada y, tal vez, viendo el panorama que tenemos, casi te diría que tampoco interesada).

Dime, por favor, si todo esto te parecen palabras vacías o, por el contrario, te han llenado un poquito y, desde ahora, te vas animar a esforzarte por ser un ángel en la individualidad y en la colectividad, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza... 

Sea como sea, porque es bueno, ¡sé una persona bienaventurada!

 ¡Espero volver pronto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por visitar mi blog! ¿Me dejas también algún comentario? Cuéntame si te ha gustado lo que has visto, si te ha resultado útil... (o todo lo contrario). Tú opinión me ayuda a mejorar, me motiva y me anima a seguir escribiendo. ;)