sábado, 24 de diciembre de 2022

Esta noche será buena porque cuando amanezca el mundo estará cubierto de Rocío

Esta mañana me levanté algo desanimada de ver que la Navidad estaba a la vuelta de la esquina y, por circunstancias de la vida, me iba a pillar con el espíritu agonizante y un sentimiento de soledad grande (a pesar de tener gente a mi alrededor).

Me sentía hipócrita planteándome buscar tiempo para preparar una felicitación navideña cuando me siento más alejada de Dios que nunca y me tentaba la pereza para no hacer nada. Sin embargo me he dicho... ¿por qué no? Es verdad que no habré confesado en todo el Adviento, que llevo todo este mes sin acudir a la Eucaristía, que cada vez estoy rezando menos, que me siento muy decepcionada con la gente que se suponía que eran mi comunidad eclesial y sin fuerzas para perseverar pero... ¿por qué no voy a desear una feliz Navidad? Pues eso... que en esta ocasión quiero aprovechar estas palabras y este rincón para decirte:

¡Feliz navidad 2022! 


Esta noche, más allá de las emociones que podamos sentir, será buena porque cuando amanezca el mundo estará cubierto de Rocío. Entendiendo por Rocío la Gracia que el Espíritu Santo no cesa de derramar sobre cada uno de los miembros de su Iglesia y cuya fuente para mí está la imagen de la Virgen del Rocío. Siempre que contemplo a la Blanca Paloma con su Hijo tiene lugar una pequeña Navidad en mi corazón.

Y si hoy debemos estar alegres no es porque la vida nos vaya sonriendo y las cosas estén saliendo tal como teníamos previsto. El gozo de estas fiestas tampoco está en comprar y comprar sin control, ni en reunirse con la familia o quedar con los amigos para comer y beber sin más. Si esta noche es "Nochebuena" es porque el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros para manifestarnos la buena nueva de la salvación. 

Celebrar la Navidad es dejar que Dios nazca en tu corazón (y eso puede ocurrir cualquier día del año), es vivir permitiendo que la fuerza transformante del fuego del Espíritu Santo vaya obrando en ti de forma que puedas ir asemejándote al Niño de Belén. No pretendas grandezas que no están en tus manos alcanzar, vive tranquilo, vive con Paz, vive buscando la felicidad y aunque te sientas extraviado e incoherente nunca dejes de caminar ni de cantar las misericordias del Señor porque la Virgen y su Divino Hijo no te abandonan. Por eso sería bueno no dejar de decir: 

"Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan todo de tu amor."

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