viernes, 4 de noviembre de 2016

Sin intimidad y desnuda en la red. Cansada de Internet.

Esta semana quizá venga como el tiempo: cambiante y gris. Por un lado, tenía muchas ganas de compartir mi última parada por tierras navarras; por otro, como va llegando el frío, me va dando menos pereza cocinar y también he preparado algunas recetas que espero ir publicando pronto por aquí; y, sin embargo, al final vengo a reflexionar en voz alta y públicamente sobre las muchas dudas que me genera el uso de Internet y su verdadera utilidad. 

Fuente: Pixabay
Innegablemente creo que su desarrollo ha sido algo fantástico, que ha facilitado muchísimo el acceso a la información y a la comunicación; que asimismo ha transformado nuestras vidas y nuestras relaciones, o al menos las formas de hacerlo, de forma radical; pero también, en la misma proporción, siento que no es oro todo lo que reluce y que para mí la experiencia no es tan maravillosa. Depende de para qué, de cómo y cuánto se utilice lo veo práctico o no. Te pones a navegar intentando buscar algo concreto y, con frecuencia, lo que más se encuentra es basura. Se pierde un montón de tiempo para algunas cosas porque, a veces, es como buscar una aguja en un pajar. Se regala mucho humo y lo que se puede comprar al final no tiene más calidad, ni está mucho más barato, que lo que puedes adquirir en un negocio local (mientras muchos de estos últimos cierran porque no han querido, o sabido, adaptarse y nos dejan ciudades llenas de locales vacíos y cerrados). Tienes la supuesta comodidad de que todo te llega a casa y a la vez es una forma de tenerte retenido en ella mientras sigues invirtiendo tu tiempo (o tu vida) en conocer un mundo virtual, que cambia a velocidades vertiginosas, y que te hace esclavo de la tecnología (cuando no consigue convertirte en una persona asocial, que vive enganchada a una pantalla, víctima de un consumismo excesivo e innecesario). Y todo ello ¿a qué precio? ¿Gratis? ¡No! Muchas veces a cambio de dejar por el camino otras experiencias reales más gratificantes y de perder por aquí parte de nuestra intimidad. Me cansa que necesiten almacenar información sobre mí, sobre mis gustos, sobre mis amigos... ¡me siento desnuda en la red! 

Fuente: Pixabay

¿Eres capaz de imaginar la cantidad ingente de datos, sobre cada uno de nosotros, que tienen retenidos sin que seamos conscientes? Ya hace años leí un artículo que me hizo pensar, todavía puedes verlo aquí, pero es que desde hace unas semanas, después de la entrevista a Edward Snowden, de Ana Pastor, en el Objetivo, sigo dando vueltas al tema. Nos movemos por aquí a tontas y a locas, sin mirar más allá. Y a mí, aunque pueda parecer lo contrario, me preocupa. De verdad creo que, seguramente yo la primera, no damos a este hecho la importancia que requiere.

Si sacas beneficio de ello entiendo que te expongas porque es tu medio de vida pero ¿qué ocurre cuando tienes un espacio personal en la red que solamente mantienes como hobby? Da igual que sea una web, un blog, algún perfil en las muchas redes sociales que existen... ¿no te has preguntado nunca qué saco de todo esto? ¿Le resulta útil a alguien? ¿Me sirve a mí de algo, aparte de para mostrarme públicamente e invertir un montón de tiempo? ¡Cuánta información valiosa dejamos por aquí a cambio de nada! Quizá debería plantearme otras miras.

En mi caso es evidente que no saco dinero de ninguno de mis sitios o perfiles porque, ahora mismo, no están pensados, ni diseñados, con ese objetivo. Simplemente me gusta escribir en ellos para compartir contigo aquello que creo que puede parecerte interesante y lo hago porque me ayuda a mantener la mente distraída y activa. Si bien, también es cierto que, con frecuencia, no puedo evitar pensar que quizá me iría mejor si todas las horas que paso sentada tecleando las aprovechara para otras cosas. O si cambiara mis pretensiones y de aquí en adelante trabajara con intención de sacar algún beneficio.

¿Y por qué te digo todo esto hoy? Pues porque es verdad que a veces me gustaría poder confirmar más fehacientemente que hay alguien al otro lado, que me sigue, que espera mi publicación, que me ratifica que el esfuerzo realizado no cae en balde y que la exposición de mi vida personal está recompensada. Miro las estadísticas y veo que recibo visitas, unos días más y otras menos, pero son pocas, muy pocas, menos de las que me gustaría. Y siempre tengo con la sensación de que algunos links desde los que llegan son páginas piratas (no sé si robots). Por eso me planteo si debería reorganizar todo esto. Si te ofreciera un boletín de suscripción con áreas de interés, de forma que solamente recibas las publicaciones de aquellos temas que tú elijas, ¿te parecería más motivador quedarte por aquí?

Fuente: Pixabay

Los comentarios sé que cuestan pero, de vez en cuando, tengo igualmente el honor de poder confirmar alguno. ¡Me gustaría hacerlo con más frecuencia! Por cierto, si es el filtro lo que hace que no me escribas quiero que sepas que lo tengo puesto para evitar que se llenen los comentarios de spam. No me responsabilizo de tus opiniones pero suelo aprobar todo porque defiendo la libertad de expresión así que... aunque me gustan las sugerencias y valoraciones positivas, si algún día tus impresiones son negativas siéntete igualmente libre de escribirlas por aquí. Es más... hazlo, por favor. Prefiero comentarios negativos a la ausencia de ellos porque así parece que mis publicaciones generan en ti indiferencia.

En definitiva, con este post quiero manifestar la desilusión que últimamente me está generando Internet. Me parece muy bueno como medio de trabajo y comunicación pero para llenar los ratos de ocio quizá prefiera otras cosas. Tal vez con el tiempo acabe optando por echar el cierre a este y otros espacios. De momento voy a darme de margen hasta la llegada del año nuevo, que es cuando cumple aniversario el blog. Después ya os contaré, seguramente esté siendo un día de esos en los que ves todo torcido.

2 comentarios:

  1. Ay María, cuanta razón! Tienes que mirar por ti! Si internet te aporta distracción, buen rollo, y bienestar, continúa con ello, si solo te disgusta, pues a otra cosa mariposa... no te lo tomes como obligación, cualquier cosa menos eso!! Y si, somos muy muy egoistas, solemos pinchar, ver, leer... Incluso poner en práctica lo que leemos y no somos capaces de dejar ni un comentario... triste pero verdad :( Ánimo guapa, y piensa en tí la primera, analiza qué te reporta y si no compensa, dedica tu tiempo a cosas que te llenen mas, muack!

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    1. ¡Muchas gracias Charo por tu comentario!
      Sí... habrá que seguir reflexionando y valorando (ahora ya en voz baja). Según vaya pasando el tiempo veré qué hago porque, precisamente, sé que no es una obligación.
      Besos ;)

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