En esta ocasión he querido demorar la publicación unos días y espero que me perdones por llegar nuevamente con algo de retraso. Estoy segura de que así será porque cuando me leas te darás cuenta de que ha sido por una buena causa. El motivo que me ha llevado a aplazar esta entrada es que quería llegar en el ecuador del mes. Marzo es el elegido para informar al mundo de que existe una desconocida, pero común, enfermedad que se llama endometriosis. Y yo, como enferma que cada día tengo que convivir con esta dolencia, no quería quedarme al margen y por eso estoy hoy aquí hablándote de ella.
Resumiendo mucho todo lo que circula por la red te puedo decir que la endometriosis se produce cuando el tejido endometrial, que reviste el útero, se adhiere a órganos que no debe y comienza a crecer de manera anormal provocando, principalmente, dolor. El grado de desarrollo de la enfermedad no se corresponde con la cantidad de sintomatología. Y, con más frecuencia de la deseada, suele ser la causa de un alto porcentaje de casos de infertilidad. Los tratamientos suelen ser de tipo hormonal, generalmente píldoras anticonceptivas, pero hay ocasiones en los que es necesario pasar por el quirófano (sin que ello, por supuesto, te asegure que la enfermedad no vaya a rebrotar). La endometriosis debe estar supervisada siempre por un profesional y debes saber que es un problema crónico (o al menos un problema con el que tendrás que convivir durante todo tu periodo fértil) y que puede hacerte perder calidad de vida. Si quieres más información, entre el gran número de espacios que existen, te recomiendo una visita, por ejemplo, a los siguientes links:
- Endometriosis - Guía para pacientes
- Web de ADAEC
- Publicaciones del Dr.Neyro sobre endometriosis
- Resultados en MedLine Plus
Y no te pierdas este fantástico monólogo que, en clave de humor, describe de una forma bastante acertada cómo te puedes sentir teniendo endometriosis. ¡Espero que te guste tanto como a mí!
Y ahora sí... ¿has aprendido ya algo más sobre esta tremenda enfermedad? ¿Te has desanimado un poco al ver el panorama tan desolador que se nos ofrece? Pues, no te preocupes, se puede seguir siendo feliz a pesar de todo. Yo lo soy. ¡Te cuento mi experiencia!
Vaya por delante que me considero una persona bastante afortunada porque tuve la suerte de ser diagnosticada con mucha rapidez y hasta el momento solamente he pasado por el quirófano en una ocasión. Pero, cuidado, eso no significa que mi caso no sea grave. A día de hoy tengo una endometriosis profunda, grado IV, con una estenosis del 80% en el recto (que se está manejando de manera conservadora y me ha dejado en la cuerda floja, a un paso de una nueva y complicada operación). Además estoy a la espera de los resultados de una resonancia que me han hecho hace poco porque mi ginecólogo sospecha que, aunque es raro, pudiera tener algún foco en el estómago y lo está investigando. Yo mientras estoy tranquila, no me merece la pena estar angustiada ahora y que luego no sea nada.
Mi historia comenzó hace 16 años, el día que decidí ir al ginecólogo por primera vez. Acababan de quitarle un quiste a una prima segunda y hablaba de una serie de síntomas de los que yo tenía prácticamente todos, especialmente una menstruación dolorosa. Oyendo su testimonio dije a mi madre que quería ir a que me miraran, que seguramente no tendría nada pero que así salía de dudas. A mi madre le pareció bien y pedimos una cita, nada nos hacía imaginar que en la ecografía que me realizaron detectarían cuatro quistes que me llevarían, a mí también, al quirófano. Y fíjate lo que son las cosas que, caprichos del destino, me operaron el mismo día que a mi prima pero un año después.
Tras la intervención, poco invasiva gracias a la cirugía laparoscópica, me confirmaron que padecía una endometriosis y me pusieron un tratamiento con Decapeptyl. Estuve sin regla casi siete meses, fue lo que llaman una menopausia inducida, y la verdad es que aquello para mí comenzó a ser el principio de la incomprensión. No voy a detenerme en ese capítulo, me extendería demasiado, y sí te voy a contar que, desde entonces, he tenido que realizarme más de una prueba poco agradable y estar con anticonceptivos durante largas temporadas. Probé Suavuret y Nuvaring pero no me fueron muy bien.
Desalentada por no encontrar solución ni alivio al dolor, cansada de los "cólicos" y de tener que tomar porquerías con las que sentía que no me servían de nada, opté por modificar mi dieta y recuperar el viejo hábito de hacer deporte (si quieres puedes leer por aquí alguna de mis experiencias runneras). A los pocos meses de empezar con los cambios, cuando más feliz me sentía porque, a pesar de las adversidades, me notaba mejor, tuve que iniciar un tratamiento con Cerazet. Debo confesar que inicialmente no me hizo mucha gracia pero con resignación lo acepté y, objetivamente, creo que también me ayudó a entrar en el periodo más optimista de esta cruel enfermedad y así poder llevarla ahora con mayor serenidad.
En la actualidad ya hace dos años que estoy sin tomar nada y parece que voy empeorando poco a poco pero no llego, ni por asomo, a estar tan mal como cuando llevaba una vida sedentaria y comía cualquier cosa. Dejé Cerazet para buscar un embarazo que, aunque no he perdido la esperanza, a día de hoy empiezo a pensar que igual nunca llegará (esa es otra historia de la que todavía no me veo preparada para hablar). Los dolores siguen acompañando muchos de mis días, se han sumado también a la fiesta bastantes nauseas, pero más o menos ya he aprendido a llevarlo y hasta doy gracias porque podría estar peor (o, incluso, podría no estar).
Con la endometriosis, evidentemente, tu vida puede dejar de ser un camino de rosas y asemejarse más a uno lleno de rosales, pero en nuestras manos está la elección de la forma en la que queremos discurrir por ese calvario. Tenemos dos posibilidades de reaccionar: la fácil, que es quejarnos y sentirnos desdichadas por tener que afrontar una miserable enfermedad; y la más gratificante, aceptarla e intentar convivir con ella de la mejor manera posible. Sé que es muy sencillo decirlo y que resulta bastante más complicado ponerlo en práctica pero yo estoy convencida de que se puede. Todo es cuestión de proponérserlo e intentarlo.
¿Y tú, qué opinas? ¿Cuál crees que es la mejor forma de hacer frente a esta enfermedad? Me gustaría conocer otras experiencias. ¿Me cuentas las tuya?
Mi historia comenzó hace 16 años, el día que decidí ir al ginecólogo por primera vez. Acababan de quitarle un quiste a una prima segunda y hablaba de una serie de síntomas de los que yo tenía prácticamente todos, especialmente una menstruación dolorosa. Oyendo su testimonio dije a mi madre que quería ir a que me miraran, que seguramente no tendría nada pero que así salía de dudas. A mi madre le pareció bien y pedimos una cita, nada nos hacía imaginar que en la ecografía que me realizaron detectarían cuatro quistes que me llevarían, a mí también, al quirófano. Y fíjate lo que son las cosas que, caprichos del destino, me operaron el mismo día que a mi prima pero un año después.
Tras la intervención, poco invasiva gracias a la cirugía laparoscópica, me confirmaron que padecía una endometriosis y me pusieron un tratamiento con Decapeptyl. Estuve sin regla casi siete meses, fue lo que llaman una menopausia inducida, y la verdad es que aquello para mí comenzó a ser el principio de la incomprensión. No voy a detenerme en ese capítulo, me extendería demasiado, y sí te voy a contar que, desde entonces, he tenido que realizarme más de una prueba poco agradable y estar con anticonceptivos durante largas temporadas. Probé Suavuret y Nuvaring pero no me fueron muy bien.
Desalentada por no encontrar solución ni alivio al dolor, cansada de los "cólicos" y de tener que tomar porquerías con las que sentía que no me servían de nada, opté por modificar mi dieta y recuperar el viejo hábito de hacer deporte (si quieres puedes leer por aquí alguna de mis experiencias runneras). A los pocos meses de empezar con los cambios, cuando más feliz me sentía porque, a pesar de las adversidades, me notaba mejor, tuve que iniciar un tratamiento con Cerazet. Debo confesar que inicialmente no me hizo mucha gracia pero con resignación lo acepté y, objetivamente, creo que también me ayudó a entrar en el periodo más optimista de esta cruel enfermedad y así poder llevarla ahora con mayor serenidad.
En la actualidad ya hace dos años que estoy sin tomar nada y parece que voy empeorando poco a poco pero no llego, ni por asomo, a estar tan mal como cuando llevaba una vida sedentaria y comía cualquier cosa. Dejé Cerazet para buscar un embarazo que, aunque no he perdido la esperanza, a día de hoy empiezo a pensar que igual nunca llegará (esa es otra historia de la que todavía no me veo preparada para hablar). Los dolores siguen acompañando muchos de mis días, se han sumado también a la fiesta bastantes nauseas, pero más o menos ya he aprendido a llevarlo y hasta doy gracias porque podría estar peor (o, incluso, podría no estar).
Con la endometriosis, evidentemente, tu vida puede dejar de ser un camino de rosas y asemejarse más a uno lleno de rosales, pero en nuestras manos está la elección de la forma en la que queremos discurrir por ese calvario. Tenemos dos posibilidades de reaccionar: la fácil, que es quejarnos y sentirnos desdichadas por tener que afrontar una miserable enfermedad; y la más gratificante, aceptarla e intentar convivir con ella de la mejor manera posible. Sé que es muy sencillo decirlo y que resulta bastante más complicado ponerlo en práctica pero yo estoy convencida de que se puede. Todo es cuestión de proponérserlo e intentarlo.
¿Y tú, qué opinas? ¿Cuál crees que es la mejor forma de hacer frente a esta enfermedad? Me gustaría conocer otras experiencias. ¿Me cuentas las tuya?
Hola!! Muchas gracias por compartir tu historia. Es cierto que el deporte y una buena dieta alivian mucho, a mi nadar me sienta de maravilla. Mucho ánimo con la búsqueda del embarazo y mucha suerte. No te sientas sola, muchas de nosotras también hemos pasado por eso. Un abrazo. @amasiain
ResponderEliminarHola Amaya, muchas gracias por el comentario.
EliminarA mí correr me hizo mucho bien y lamento que ahora casi no pueda ni ir a andar porque me duele todo el cuerpo y por falta de tiempo.
Sobre la búsqueda del embarazo... podría (y de hecho a lo mejor algún día lo hago) escribir otro capítulo. Sí te puedo decir que, de momento, me he visto obligada a abandonar la búsqueda pero la vida viene así y de esta manera hay que aceptarla. ¡Tengo muchas cosas más por las que puedo dar gracias y sé que, pase lo que pase, no estoy sola!
Otro abrazo para ti.
Si lugar a dudas es terrible vivir con endometriosis y más cuando llevó 20 años sufriéndola y sin poder tener hijos ,sobre todo mucho dolor . animo no queda de otra hay quienes sufren mas
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario! No olvides que no estás sola. Somos muchas las que llevamos ya un montón de años de lucha con la enfermedad y sabiendo que, de momento, no es posible una solución. ¡Todo mi ánimo para ti también!
EliminarNo sé si es tu caso pero... a mí renunciar a la maternidad me ha traído un proceso de aceptación lento y duro de asimilar. Lo bueno es que creo que merece la pena hacer todo lo posible por intentar superarlo. Ser fecunda, al margen de nuestra esterilidad, es mucho más que tener un hijo (biológico o no). ¡Busquemos la felicidad por otros cauces! No desaprovechemos, por ejemplo, la oportunidad de acoger a aquellos que sufren más y compartir con ellos nuestro tiempo y todo el amor que llevamos dentro.
Chicas, a mi me lo están revisando endomeitriosis desde hace poco, mi gine es especialista y me recetó levedol para el dolor. Preguntadle a vuestro gine por este medicamento. Para mi ha sido un antes y un después. Es un complemento alimenticio y va muy bien. No es barato, pero a mi me ha quitado el dolor. Besos
ResponderEliminarHola, perdona la demora al responder y feliz año nuevo (que creo que todavía se puede decir aunque la situación parezca no acompañar).
EliminarMe alegro de que a ti te esté yendo bien con Levedol. Yo lo he tomado en un par de ocasiones y la verdad es que no me ha terminado de funcionar. Lo probé cuando era una pastilla al día y ahora que son dos también (eso si no lo han vuelto a cambiar).
A mí cuidar la dieta, mantenterme en forma e intentar controlar los niveles de estrés me ha ayudado bastante a sobrellevar el dolor. También con Cerazet los alivié bastante pero lo que arreglaba por un lado lo estropeaba por otro y preferí dejarlo. Actualmente llevo algo más de un año sin tratamiento y controlando el dolor con ibuprofeno (del que intento no abusar pero reconozco que hasta ahora ha sido uno de mis mejores aliados en esta batalla).
¡Muchísimas gracias por el comentario y espero que no te mucha lata esta enfermedad que a veces es una cruz un poco pesada de llevar! :)